RATO ENTREGÓ EL PROYECTO DE LEY DE PRESUPUESTOS AL PRESIDENTE DEL CONGRESO
El vicepresidente segundo del Congreso y ministro de Economía, Rodrigo Rato, presentó al presidente del Congreso, Federico Trillo, el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1997, que iniciaba a partir de ese momento su tramitación parlamentaria.
En esta ocasión no se produjo la tradicional foto del responsable de Economía "descargando" los volúmenes que constituyen los presupuestos, ya que la furgoneta con los 54 tomos, 17.212 folios y 44,235 kilogramos de peso, llegó a la Cámara Baja poco antes de las nueve de la mañana.
Tras el acto formal de presentación de los presupuestos al presidente del Congreso, el proyecto de Ley tuvo entrada en el Registro de la Cámara.
Rodrigo Rato aseguró que los Presupuestos para 1997 garantizaban la recuperación económica y el empleo, así como la corrección de la inflación y el déficit para entrar en la moneda única.
Rato subray├│ ante los medios de comunicaci├│n que el texto combinaba la austeridad presupuestaria con el aumento del gasto destinado a prestaciones sociales y genera la confianza tanto de los ciudadanos como de los mercados.
En una rueda de prensa de apenas una hora debido al viaje que tenía que realizar a Washington para participar en la asamblea del FMI, Rato aseguró que estos presupuestos ponían las condiciones para que el Banco de España pudiera bajar los tipos de interés y para reducir el déficit público hasta el 3% del PIB y la inflación al 2,6.
Apeló a la responsabilidad de los agentes económicos en la contención de los salarios como instrumento básico para crear los 240.000 nuevos empleos previstos para 1997, con un crecimiento de la economía del 3%, y aseguró que la reducción de la inflación era la mejor garantía del mantenimiento del poder adquisitivo.
El vicepresidente insistió en que los Presupuestos, acompañados del nuevo pacto de financiación autonómica y del acuerdo sobre pensiones alcanzado la semana anterior, "amplían la base de credibilidad de la política económica del Gobierno" y confirman el proceso de estabilidad política que comenzó en mayo, con el nombramiento del nuevo Gobierno.
En su opinión, estos Presupuestos, que preveían un crecimiento de los gastos del 1,7% y un aumento de los ingresos de un 6, "adentran a la economía española hacia el horizonte europeo, con esfuerzos razonables dirigidos especialmente al sector público".
La contención -que se apoyaría sobre todo en la congelación del salario de los funcionarios y empleados públicos y en la disminución de las inversiones reales del Estado- era compatible, dijo, con el mantenimiento de las políticas de solidaridad, que se concretan en un aumento del 6% en el gasto sanitario y del 2,6% en pensiones.
El Estado gastaría, en 1997, 832.807 millones de pesetas en inversiones reales, frente a los 979.462 millones estimados para 1996, lo que representaba una caída del 15%, que se compensaría con financiación extrapresupuestaria proveniente del sector privado, de organismos públicos o de los usuarios, y que al final permitiría aumentar las cifras de 1996.
El ajuste se notaría también en la compra de bienes y servicios, que caería casi un 10%, producto de una política de compras más austera que tendría su reflejo en una nueva Ley General Presupuestaria para garantizar que el gasto real se ajustara al presupuestado, "contra las políticas presupuestarias anteriores, que pretendían que los controles no fueran efectivos".
Rato aseguró que en 1997 no aumentaría la presión fiscal global, pese a la introducción de nuevas tasas y de la creación de un impuesto del 4% que recaería sobre las primas de los seguros, con excepción de los de vida y de previsión social, que debería ser "obligatoriamente" repercutido a los asegurados.
El vicepresidente subrayó que se había optado por no aumentar los impuestos más inflacionistas como el IVA o el de los combustibles -sí subían en un 2,6% el de la cerveza y en cinco pesetas el precio del litro de la gasolina sin plomo de 98 octanos, además de hacerlo en un 8% las tarifas postales- y advirtió que el Ejecutivo vigilaría la evolución de los precios de los grandes servicios públicos, garantizando la libre competencia.
En materia de privatizaciones, se estimaban para 1997 unos ingresos de 450.000 millones, 50.000 millones menos de lo que previ├│ el anterior Gobierno, al que Rato acus├│ de utilizar estos ingresos con el ├║nico fin de cuadrar cuentas de forma artificial.
Rodrigo Rato reiteró que el Estado no asumiría la deuda de las empresas de la Agencia Industrial del Estado, ni del ICO, ni de Renfe, ni de RTVE, ya que de haberlo hecho se habría incrementado el déficit público para 1997, pero sí actuaría como avalista, con un máximo de medio billón de pesetas, de las emisiones de deuda que puedieran necesitar estas empresas.
La Deuda Pública ascendería en 1997 a 52,6 billones de pesetas, el 67,3% del PIB, tres décimas por debajo de la estimación para el cierre de 1996, que se situaba en el 67,6%, frente al 60% máximo que impone el Tratado de Maastricht para poder formar parte de la moneda única en 1999.
Rato subrayó que estos Presupuestos respondían a una visión realista de la economía aunque advirtió que cualquier desviación que pudiera producirse sería corregida de inmediato con medidas adicionales de control del gasto.